miércoles, 22 de junio de 2011

Fantoruzzo hermanos, fabricación y venta de colchones y bizcochuelos


Luego de un minucioso estudio realizado por Miguel Ángel y Kevin Fantoruzzo, fundadores del nuevo emprendimiento, concluyeron que el cerebro emite ondas igualitas cuando una persona busca un colchón de una plaza y media y cuando quiere hacerse la cocinera ama de casa de la década del ´50 preparando una rica torta de chocolate mientras el piberío mira los dibujitos o en su defecto una serie de esas donde actúan pibitos con dudoso gusto en cuanto a peinados masculinos. Muy machitos no parecen, pero a las niñitas les encantan.


Miguel Ángel Fantoruzzo contó su experiencia en el negocio anterior de fabricación y ventas de colchones: “Recuerdo cuando antes vendía solamente colchones. Cuando la gente compraba un somier, ponele, me preguntaba si por esas casualidades también vendía bizcochuelos. Les tenía que decir que lamentablemente no vendía pero que a la vuelta había un local atendido por mi hermano que se dedicaba a la fabricación y venta de bizcochuelos. Sin embargo, cuando la gente salía del local con el somier en el hombro, ponele, se les iba las ganas de comprar bizcochuelos. Esto me empezó a suceder cada vez más a menudo, la gente me preguntaba si tenía bizcochuelos, les decía que no, los mandaba a la vuelta pero nunca iban. Una vez en una reunión familiar –la comunión de algún pibe de alguna prima, para ser más preciso- hablando con Kevin me comentó que cuando la gente iba a comprar un bizcochuelo de naranja, ponele, le preguntaban si también tenía, por esas casualidades, un regio colchón de dos plazas tamaña king size, ponele. Él lamentablemente les decía que no vendía, pero que a la vuelta existía un local atendido por su hermano que vendía de los mejores colchones del barrio. Sin embargo, notaba que cuando las personas salían con su bizcochuelo de naranja al hombro, ponele, no daban la vuelta a la esquina, agarraban derecho nomás, por lo tanto no iban a comprar a la colchonería unos regios colchones. Además, cada uno pudo confirmar que no recibía clientes recomendados. Así que ahí nomás decidimos preguntarnos qué es lo que hacía que a las personas que iban a comprar bizcochuelos les daba ganas de llevarse también un regio colchón y viceversa. Un tío que estaba en la reunión familiar y que se metió de prepo en la conversación, aportó el comentario de que se debía a la “esponjosidad” de ambos productos. Como ese argumento nos pareció una asociación bastante lineal, preferimos hacerlo más científico y decidimos entre los hermanos, luego de una riguroso investigación basada exclusivamente en la suposición, que la gente le daba ganas de comprar un bizcochuelo mientras compraba un colchón porque el deseo de compra de ambos productos emite las mismas ondas cerebrales. Esta verdad estaba buena. Conclusión: nos pusimos un local los dos hermanos, vendemos ambos dos productos, nos ahorramos un alquiler con todos los servicios y demás gastos, presentamos en la vidriera a los bizcochuelos acostados sobre los colchones y tenemos un negocio que de acá a veinte añitos no hace millos, millos. Así que ahí lo tenés, Fantoruzzo Hermanos, fabricación y venta de colchones y bizcochuelos”.