viernes, 9 de mayo de 2008

Historias breves para leer durante la caída de un meteorito

¡Anna, Robert! No bajen las escaleras tan rápido, se pueden caer. Por favor, háganme caso, se van a ser daño. Colaboren con su madre. ¡Sánchez, suena el teléfono, atienda!.... ¡Ah no, todo lo tengo que hacer yo! Esto es una vergüenza. Me quiero ir a dormir, se acabó.
¿Por qué nadie atiende? ¿Siempre yo tengo que atender? ¿Quién es?
Oh, eres tu Michelle, ¿Qué necesitas?
-Viene por el tema del duende azul
-¿El duende azul?
-Sí, el duende azul. Es lo que necesito en este momento. Él es todo para mí. De verdad necesito tenerlo.
- Pero ¿en este momento querés que lo busque?
-Y bueno, si es mucho problema vuelvo mañana.
-Por favor, volvé mañana por la mañana.


Richard toma una ducha y se pasa la esponja por la espalda. Dominique toca la batería. Claude prepara la cena. Ya es hora de comer. Pero antes es lugar para la danza de los pigmeos. Es algo asombroso. Ahí están ellos. Lulu a la cabeza acompañada de Christopher y más atrás Leopold, Christian y Jacinto. Todos ellos de Filipinas especialmente para esta danza. ¡Cómo mueven sus caderas! Izquierda, derecha, izquierda, derecha. La llamada al dios de la cena. Y ahí vienen los platos volando. ¡Miren cómo vuelan! Cada plata elige al comensal. ¡Qué menúes selectos! Todos ellos para usted o usted o quizás usted.


Mañana de campo. El sol se aparece y don Hidalgo López con su guitarra canta a la par del gallo. Gallo cumplidor y bueno. Caballos con las crinas al viento, crisantemo en pleno crecimiento y duraznos que arman una jardín de la esperanza.


Oh, bella Julia. Ahí estás en tu racimo de uvas envuelta por pétalos que emanan de tu interior, floreciendo a cada rato. Duerme, duerme y sueña que así podrás vivir. La luz no te encandila porque vos sos la luz. La luz sin tí no pertenece a la naturaleza. Duerme que así crecerás y llegarás tan alto que te podré ver siempre.


El ratón Mickey hace una parada en Las Vegas. Pide un whisky para olvidar a Minnie. Tras días en Manhattan imagina que ya no es nadie. Aunque en verdad sólo está deprimido. Prende un cigarrillo y le da un vodka a Pluto.
-Pluto, mi buen amigo- repite varias veces-. Vas a tener que pagar vos porque yo soy un ratón.
-Pero para qué están lo amigos.
-¿Querés bailar? Hay lugar para nosotros dos.


Caminás sobre algodones de la mano de un ser maravilloso. Árboles que multiplican sus ramas, cielos que son verdes, besos que desean un espíritu, niños que escriben en el cielo, bicicletas de cristal, arco iris de colores nunca antes habías visto, bellos conejos de chocolate con almendras y canteros llenos de frutillas.