domingo, 3 de agosto de 2008

Murió inventor de chistes




Oliverio Sanguinetti, creador de la exitosa saga de Jaimito, ¿sabés cómo le dicen a…, y el chiste de los 3 actos, entre otros, falleció a los 83 años en un accidente de sillas de ruedas.

El hombre busca trascender para restarle dramatismo a la muerte. A veces lo logra a través de su obra. Es el caso del inventor de chistes, Oliverio Sanguinetti, quién comenzó desde chico trabajando de su vocación. “En casa éramos siete hermanos y como no alcanzaba el mango para todos, tuve que ayudar a los viejos para poder comprar la polenta. Empecé contando chistes a los 9 años, pero pronto me avivé que quería contar mis propios chistes y así empecé a crearlos”, contó Oliverio en una entrevista dada a la revista Me cagué de risa en el año 1967. “Al principio fue difícil pero al poco tiempo la creación de chistes me dio más guita que contándolos y hasta me alcanzaba para manducarme dos porciones de membrillo con queso”. Según cuenta la leyenda y Bernardo Leyenda, la aparición de cuentos de Jaimito fueron inspirados en un chico de una correccional que era un hijo de puta. “Ese pibe era más malo que el conde de Petersburgo. Y mirá que el conde de Petersburgo era malo, malo. Pero este era más malo”, contó alguna vez el sr. Sanguinetti al programa de radio La diferencia entre Flores y Floresta. También contó cómo era un día típico de trabajo que no era tan trabajo pero que le permitía vivir mejor que a vos que te rompiste el alma y otra cosa para ser médico y trabajar en un hospital de niños, creyendo que le hacés un bien a la sociedad pero que no ves guita para una vida digna ni en curda y es probable que no la veas el resto de tu vida por culpa de esta sociedad zoreta que tienen los valores invertidos en la pirámide de valores, si es que existe una. “Me levanto a eso de las 9 cuando se me va la resaca, me baño, desayuno, leo la Para Ti, almuerzo, duermo la siesta, meriendo, veo la tele, ceno y me voy a dormir. A lo mejor, en el medio de estas actividades se me ocurre algún chiste, lo grito a grito pelado y como vivo en una cueva, el eco lo distribuye al resto de la sociedad, haciendo popular mi invención. Después paso por la Asociación Argentina y Ecuatoriana de Inventores de Chistes, cobró mis derechos de autor y vuelvo a casa para releer la Para Ti”. Atractivas estructuras de relatos humorísticos de la talla de el chiste de los tres actos, mamá, mamá…, ¿sabés cómo le dicen a …, ¿cuál es el colmo de…, le permitieron a este personaje de no sé qué barrio, disfrutar de sus propios chistes que se lo cuentan otros que no son él. “Viste, uno crea la estructura y un ejemplo, pero después los plebeyos van cambiando los ejemplos y entonces te sorprenden con otras giladas”.
Como suce con la mayoría de los éxitos populares, la crítica defenestró la obra de Oliverio y lo acusó de boludo que dice boludeces, a lo que Oliverio respondió “que los chistes consisten en boludeces y el que no entiende esto es un boludo”, abriendo a un más la polémica en la infinitud de la boludez humana.
Una mañana de sol, no se la vaya a perder, River va a correr, la yuta también, El sr. Sanguinetti salió de paseo con su silla de ruedas y fue en una bajada para discapacitados donde se llevó puesta a otra silla de ruedas que estaba estacionada ahí. Antes de morir, Oliverio Sanguinetti exclamó: “Ya ni los discapacitados respetan la bajada para los discapacitados. Nos tapó el agua”. Hubiese sido bueno aclarar anteriormente que Oliverio se encontraba postrado en una silla de ruedas, pero se nos escapó y nos dio fiaca meter el párrafo explicativo en el lugar correcto, así que lo decimos ahora y bueno, espero que sirva. Pero es como decir que ahora Oliverio está inventando chistes por encargo de Dios y esas cosas cursis que nos gusta decir pero que nos da vergüenza escribir, porque nosotros tenemos personalidad pero no la suficiente para hacer lo que creemos sin importarnos qué piensan los demás.